A menudo tenemos hábitos que, sin darnos cuenta, dañan la salud de nuestros ojos. Es por ello que debemos tenerlos en cuenta por tal de dejar de hacerlos y cuidar lo máximo posible nuestra visión. A continuación, te presentamos 5 de los hábitos más comunes:
- Frotarnos los ojos
Probablemente lo hacemos todos a la hora de levantarnos. Normalmente, este gesto es un signo de fatiga que puede romper los vasos sanguíneos de los párpados, además de poder provocar infecciones en el caso de que tengamos las manos sucias e, incluso, podemos dañar la córnea al presionar de forma excesiva la zona del ojo.
- Mirar la pantalla del móvil a oscuras
Este hábito es uno de los más comunes. Mirar el móvil antes de irnos a dormir y con la luz apagada, es un gesto que, seguramente, hemos hecho todos. Pero tenemos que tener en cuenta que es un hábito nocivo para nuestros ojos ya que les forzamos a trabajar más para adaptarse a los rápidos cambios de luz de la pantalla de nuestro móvil. Además, también sucede lo mismo cuando miramos la televisión a oscuras. Estas costumbres provocan sequedad y molestia ocular, dolores de cabeza y tener los ojos rojos.
- Fumar y beber alcohol
El humo que libera el tabaco provoca que la retina se degenere y, por lo tanto, que se vea muy dañada. Esta costumbre perjudica todavía más a los fumadores pasivos, que reciben el humo que expulsan los fumadores activos. Por otro lado, consumir alcohol también es nocivo para nuestra vista porque puede debilitar nuestra capacidad visual.
- No ser prudentes con el maquillaje
Este hábito es muy común, pero no siempre somos conscientes de que el maquillaje puede provocar infecciones. Para evitarlo, debemos cambiar de maquillaje cada tres meses aproximadamente. Aún así, para asegurarnos que no dañamos la visión, el método más efectivo es no poner nada en nuestros ojos y, esta norma general, incluye el maquillaje.
- No parpadear lo suficiente
Cuando pasamos muchas horas delante del ordenador, sin darnos cuenta, no parpadeamos lo suficiente. Delante de la pantalla parpadeamos de dos a tres veces menos. Esto provoca que podamos sentir dolor en la frente, cerca de las cejas o tener sensación de quemazón al cerrar los ojos. Para solucionarlo debemos hidratar nuestros ojos parpadeando más de manera más frecuente y descansar los ojos de vez en cuando.